"Los que tienen poder siempre buscarán beneficiar a los que ganan mucho".
En sus siempre geniales y sociológicos tiras Quino (1965), escribe a través de Mafalda subiéndose a una sillita: "Desde esta humilde sillita formulo un emotivo llamado a la paz mundial". En el cuadro siguiente aparece caminando cabizbaja y dice: "¡Total! parece que hoy en día El Vaticano, las Naciones Unidas y mi sillita tienen el mismo poder de convicción".
Mis últimas dos columnas han estado dedicadas al libro "Por qué fracasan los países", donde la gran conclusión tiene que ver con las instituciones e incentivos que se dan, ¿qué tiene que ver esto con Mafalda? Créanme que no sólo es porque soy, lo que hoy denominarían un fan de ella y siempre las releo, sino porque su filosofía, sociología y psicología las encuentro espectaculares.
En mi segunda columna comentada, hablaba de las sociedades extractivas y las inclusivas. Las primeras pretenden extraer los excedentes de producción de los ciudadanos entre un grupo muy pequeño de elite, al estilo de las sociedades feudales, mientras que las sociedades inclusivas diluyen el poder entre todos los ciudadanos, lo que por cierto motiva los incentivos de las personas en esa sociedad.
¿No será que como dice Mafalda todos nosotros tenemos la natural inclinación a hacernos de más poder para generar sociedades extractivas, mientras estemos en la élite (léase partidos), lo que hace que a los ciudadanos de a pie no nos convenza ninguno de ellos?
Lo que hoy estamos viviendo y escuchamos todos los días en el Medio Oriente, Rusia y Ucrania, Siria, Egipto, los Opositores y Oficialistas en Venezuela, la crisis en Argentina, nuestra propia realidad entre bandos tan diversos y con conflictos exacerbados, que nada le interesan al ciudadano común y corriente, ¿no será una demostración de cómo las élites tratan siempre de hacer las sociedades e instituciones más extractivas para así poder hacerse ganadores del poder y los excedentes que esas sociedades generan?.
El gran G. Stigler, Premio Nobel y uno de los profesores más leídos y citados en la literatura, siempre decía : lo que un poderoso gana lo pierden otros y los que tienen poder siempre buscarán beneficiar a los que ganan mucho, en perjuicio a los muchos diluidos en que cada uno pierde muy poco.
Lo anterior, ¿no es en el fondo lo que en su forma y filosofía plantea Mafalda?. Me encantaría asistir a un seminario con Quino (hubiese preferido Mafalda), D. Acemoglu y J. Robinson. Creo que saldrían una serie de ideas y lineamientos para hacer que los países no fracasen.
Economista, Rector Santo Tomás Osorno