"De todos me siento profundamente agradecido. Llevaré conmigo el recuerdo de su gran fidelidad y entrega generosa".
En esta ocasión, y cuando me dispongo para emprender viaje a La Serena para asumir, Dios mediante, la misión que me ha encomendado el Santo Padre Francisco, deseo expresar mis sentimientos de gratitud a todos.
Por cada uno, digo el espléndido verso del Salmo 111, 1: "Doy gracias al Señor de todo corazón".
Un agradecimiento profundo a las respetadas autoridades locales y de la provincia, al personal consagrado (sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos), a los agentes de pastoral, a las animadoras y animadores de nuestras comunidades, a los catequistas… a todos. Gracias por su fe en Cristo salvador, gracias por su amor a la Iglesia, gracias por su presencia y fiel colaboración en la diócesis. De todos me siento profundamente agradecido. Llevaré conmigo el recuerdo de su gran fidelidad y entrega generosa.
Al ser esta la última columna que escribo para este periódico, diario "El Austral de Osorno" agradezco, tanto a su director como a sus colaboradores por la gran posibilidad que me han brindado de manifestar mi pensamiento en este espacio, sobre la vida de la Iglesia u otros aspectos del acontecer diario.
Anhelo que Osorno, en la compañía del Señor, pueda profundizar siempre más en el lema que ha heredado de sus fundadores: "Fe y Amor".
La Fe es adhesión confiada a Dios, la certeza que, siempre y en cada momento, estamos en sus manos providentes. Quiera el Señor que la fe en las familias de Osorno sea grande, fuerte y luminosa. Y el amor, por su parte, es la única respuesta adecuada a la gran fidelidad del Señor para todos.
¡Que en Osorno se ame mucho al Señor! Que los hijos de esta tierra amen a Dios por sobre toda otra realidad.
Me despido, profundamente agradecido.
Obispo de Osorno