"La festividad nos recuerda el ritual prescrito por la Ley Mosaica de purificación de la madre".
Ayer, domingo 2 de febrero, hemos celebrado la festividad de la presentación del Señor. Como cada año, también en éste, han sido miles los peregrinos que han llegado hasta el Santuario "Nuestra Señora de la Candelaria", en Misión Rahue. Han encaminado sus pasos para manifestar su profunda gratitud al Señor, celebrar la fe junto a hermanas y hermanos de tantas comunidades y disponerse a vivir el año pastoral 2014.
La festividad nos recuerda el momento en que, la Sagrada Familia cumple con el ritual, prescrito por la Ley Mosaica, de purificación de la madre (Cfr. Lv 12, 1-4) y de consagración a Dios del primogénito varón (Cfr. Ex 13, 1-2), ofreciendo el sacrificio ordenado por dicha ley.
En todas las celebraciones de nuestra fe, la Palabra del Señor es de vital importancia. El texto bíblico, previsto para la festividad, nos ha mostrado a Jesús niño, como parte de la Sagrada Familia que está totalmente integrada a la estructura social y religiosa de su pueblo y, por lo tanto, llamado a ser un hombre de su tiempo y de aquella cultura, excepto en el pecado. Nos muestra también su naturaleza divina en las palabras de dos ancianos que están en el templo esperando la venida del Mesías. Tenemos a Ana, la viuda que al verlo, glorifica a Dios y lo anuncia como el liberador de Jerusalén, como también a Simeón, quien tomando en brazos al Niño, el Hijo de Dios, proclama con palabras estupendas: "Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel" (Lc 2,30-32). Ambos ancianos simbolizan a la entera humanidad que espera la salvación que trae Jesús, el Hijo de Dios.
La enorme multitud de peregrinos que se ha convocado en este año, ha reconocido en el simbolismo de la luz a Jesucristo, presentado como la Luz verdadera, la Luz que nos llama a brillar con Él en nuestras buenas obras, para la gloria del Padre.
En este nuevo año pastoral que estamos iniciando, en el que tenemos el gran desafío de vivir en profundidad la Misión Territorial, en el espíritu de Aparecida, invito a mis hermanos, como nos está convocando el Santo Padre Francisco, a salir al encuentro de la Luz que es Cristo y llevarla a todos, particularmente a los que están solos y abatidos, a los enfermos y sufrientes, como también a los que por uno u otro motivo han dejado apagar la luz de la fe en sus corazones.
Obispo de Osorno, Arzobispo Electo de La Serena