En su primera Exhortación Apostólica, publicada ayer en el Vaticano, el Papa Francisco propone reformas a todos los niveles de la Iglesia y una descentralización de la institución.
En el escrito, de casi 200 páginas, el Sumo Pontífice reclama que la Iglesia emprenda "nuevos caminos" y "métodos creativos". "Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades", afirmó.
El Pontífice planteó además una "reforma de las estructuras eclesiales", adaptándolo a las necesidades de hoy.
Asimismo reclamó una mayor implicación de los obispos y aseguró: "Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios".
En su opinión, "una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia", y por ello subraya la necesidad de avanzar hacia una saludable "descentralización".
En el ámbito de los desafíos, el Papa habló de dar más espacio a la mujer en la Iglesia, así como en la sociedad, y pidió "garantizar la presencia de las mujeres" en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, "tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales".
El Papa Franciso, que ha renunciado a toda pompa y protocolo papal, rechaza el "cuidado ostentoso de la liturgia" que no se preocupa de necesidades concretas. "Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo", se lamentó.