En modo alguno constituye un exceso calificar como un verdadero terremoto blanco lo que está aconteciendo con la agricultura debido a las heladas que han afectado la zona central del país.

De acuerdo a la evaluación preliminar realizada por la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y la Federación Nacional de Productores de Fruta (Fedefruta), la principal región afectada fue O"Higgins, donde se identificó un 55% de su superficie de huertos dañada, seguida por la Metropolitana con un 45%, el Maule con un 40% y las Tercera, Cuarta y Quinta, con un 15%. Las especies que más han sufrido con el clima son duraznos, nectarines, ciruelos, uvas, cerezos, kiwis, almendros y nogales, mientras que los perales y arándanos aún se encuentran en evaluación.

Con ello hay, en primer lugar, una tremenda pérdida de producción que el presidente de Fedefruta, Cristián Allendes, ha evaluado en unos US$ 1.000 millones, lo que a su vez implicaría la disminución de unos 100 mil a 150 mil puestos de trabajo en los próximos seis meses a nivel nacional, de acuerdo a la misma fuente informativa.

En materia de exportaciones, la menor disponibilidad de estos productos podría provocar a nivel internacional alzas de precios, pero bastante menores si se las compara con lo que significan en dinero los menores volúmenes de producción de dichos productos.

Mirado el tema a nivel interno de país y de región, al haber menor producción disponible para el consumo, lo más probable es que se produzca, en primer lugar, un alza de precios de estos productos. De hecho, la presidenta regional de la Asociación de Ferias Libres, Rosa Aros, estimó que en las próximas semanas los precios de las frutas, especialmente de temporada, se incrementarán considerablemente.

En segundo lugar, se comienza a asomar como una posible consecuencia de esta crisis un aumento del desempleo. En este aspecto, particularmente preocupante es la disminución en el número de trabajadores que se podría requerir en el sector frutícola, los que son de temporada y la mayoría de ellos, mujeres.

La situación es delicada y por eso el Gobierno decretó emergencia agrícola en todas las comunas de la Región de O"Higgins. Ahora, es de esperar que se tomen todas las medidas necesarias en el resto del país.

Chile tiene uno de los niveles más bajos de ocupación de mujeres y jóvenes entre los países de la OCDE. Se ubica en el lugar 36 entre 122 países del ranking de Capital Humano, según el Foro Económico Mundial. Es el mejor país para envejecer de Latinoamérica, está en el lugar 19 según la ONU, más arriba que España e Italia y sólo un puesto bajo Francia.

Desde que Chile entró al club de la OCDE nos bajó una especie de sicosis de compararnos con los demás, especialmente con los países más ricos que están en esta organización. Sin embargo, más que analizar la foto de dónde estamos, debemos ver la evolución que hemos tenido y si queremos compararnos, hagámoslo con referentes adecuados y similares. No estoy diciendo que no tengamos la meta de llegar donde están los mejores, pero primero reconozcamos nuestra realidad, veamos cómo estamos evolucionando; y cuál es, ha sido y podría ser nuestra trayectoria para llegar al club de los mejores.

En las empresas esto se llama "Bench-Marking" que no es más que compararse con empresas similares, ver cómo lo están haciendo de acuerdo a sus indicadores y buscar las mejores prácticas. Para nuestro país hay tres posibles referentes de comparación: los países de la OCDE, de la cual nos hicimos miembros; los países con PIB per cápita similar al nuestro; y con nuestro vecindario, Latino América. Si lo hacemos con los primeros, somos el país 32 de los 34 de ese club en términos de Ingreso per Cápita que va desde 88.000 hasta 15.000 dólares, con Chile en los 17.000 (2011). Si nos comparamos con países de similar ingreso per cápita, debemos mirar a países como Polonia, Lituania, Argentina, México y Uruguay, por nombrar algunos. Y si nos comparamos con nuestro vecindario, debemos ver las realidades de Uruguay, Colombia, Perú, Argentina, Venezuela, Ecuador, México, etc.

Al hacer este ejercicio, en prácticamente todos los indicadores y rankings construidos -algunos con dudosa metodología- Chile aparece muy bien respecto a grupos de comparación cercanos y muy mal respecto a los más ricos.

¿A alguien le puede extrañar esta conclusión? En vez de amargarnos porque tenemos índices más malos que los más ricos, felicitémonos por nuestra trayectoria que nos ha permitido pasar desde los últimos lugares en rankings respecto a nuestros pares a ser el número uno en nuestro vecindario y ostentar el mismo lugar entre países de ingresos per cápita similares.