El perro-gato

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Los perros de los puertos son fieles compañeros de los pescadores, a quienes esperan tras las extensas jornadas de trabajo en la mar. Por su fidelidad, los canes reciben un sabroso botín como un pez, que comen sin temor a las filosas espinas. Aquí no corre el dicho: "para hablar y comer pecado...".