Sumario a funcionario
Como es de conocimiento público, el concejal señor Víctor Bravo Chomalí, en uso de las facultades y atribuciones que le confiere la letra L del Artículo N° 79 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, solicitó al alcalde de la comuna investigar la actuación del director de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Osorno, quien habría efectuado cobro de horas extraordinarias a su jornada laboral, mientras simultáneamente participaba de un curso de capacitación en la Universidad de Los Lagos, razón por la cual se ordenó con fecha 11/06/2013, a través del Decreto Alcaldicio N° 2568, la Instrucción de una investigación sumaria a Juan Luis Añazco Barrientos.
Lo sorprendente de esta situación son las declaraciones del imputado, quien no sólo se da el lujo de amenazar a quien ha ejercido una facultad que le confiere la ley, sino que además se atribuye el resultado de la investigación sumaria en forma anticipada, ya que aún cuando el fiscal designado por el alcalde haya desestimado formular cargos en este sumario administrativo, el proceso aún no concluye, porque las normas sobre exención que disponen un sobreseimiento o absolución en sumarios administrativos e investigaciones sumarias deben tramitarse previamente por la Contraloría General de La República para su debido control de legalidad.
Se debe tener presente que el señor Juan Luis Añazco ya fue objeto de un sumario administrativo durante 2012, en virtud de lo cual se le aplicó la medida disciplinaria de "Censura" conforme al artículo 120 letra a) y Art. 121 de la Ley 18.883; como consta en el Decreto Alcadicio N° 3179 de fecha 8 de agosto 2012.
Y además, frente a la inquietud planteada por el concejal Bravo, llama la atención que el funcionario antes mencionado durante 2012 haya obtenido ingresos por concepto de trabajos extraordinarios por una cifra superior a los 9 millones de pesos y que de lo que va corrido del año 2013, sus ingresos por concepto de trabajos extraordinarios superan los 4 millones de pesos.
Es decir, estamos en presencia de un funcionario bastante excepcional.
Víctor Hugo Gómez, consejero regional
Pensiones
Junto con agradecer este espacio de opinión, quiero aclarar un punto de mi columna (publicada el lunes 9 de septiembre) sobre las pensiones y tasas de reemplazo.
En el tercer párrafo, mencioné que a diferencia de lo que muchos dicen y de acuerdo a cifras de Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), la tasa estimada de reemplazo para Chile es de un 64,3%, mientras que en EEUU es de 50% y en Nueva Zelandia es de 41,5%. También indiqué que, en el caso de Grecia, esta tasa es de 101%.
Por un error de edición, aparece como si yo afirmara que esos tres países -EEUU, Nueva Zelandia y Grecia- están en quiebra, cuando al hablar de quiebra sólo hacía mención a Grecia. Me parece importante explicar este dato y agradezco enormemente que me permita hacerlo a través de su medio para evitar confusiones y malos entendidos.
Víctor García, economista y rector de Santo Tomás Osorno
Irreconciliables
Al conmemorarse los 40 años del golpe de Estado, lo cierto es que de reconciliación nacional poco o nada. Porque pasan los años y, como ya es costumbre, en estas fechas florecen y germinan viejas heridas, odiosidades u otros que formaron parte de un contexto histórico que no sólo dividió a Chile, sino que aún lo mantiene polarizado.
Es cosa de ver las reacciones de la opinión pública en torno a programas periodísticos, las disculpas que han ofrecido diversos actores del mundo político y legislativo u otros que han ido marcando la agenda informativa .
Declaraciones que no han dejado indiferente a nadie y que en vez de amilanar los ánimos y buscar una suerte de conciliación ciudadana, cada uno de los hechos o acciones antes expuestas han ido dejando en evidencia la diversas posturas ideológicas que persisten en torno a un tema sensible. Peor aún, las declaraciones han contribuido a exacerbar los ánimos, añadiendo más leños a una hoguera que está lejos de sentar las bases para una construcción social, democrática y de reconciliación real entre los diversos actores que tienen la misión de construir un país más justo, tolerante y bajo un marco propio y latente de un estado de derecho. Pero que sobre todo es capaz de aprender de sus equivocaciones, asumir y que no vivir ni permanecer de los resabios del pasado.
Esto explicaría por qué las nuevas generaciones, que no vivieron ni la época de la Unidad Popular ni del régimen militar, se manifiestan con vehemencia y violencia inusitada en las calles, bajo premisas y hechos históricos subjetivos y que en nada contribuyen a una reconciliación real, sentando las bases de una nación que evoluciona y avanza en materia, por ejemplo, de equidad, tolerancia, justicia y respeto entre los ciudadanos.
Rodrigo Durán Guzmán