Resultados que al menos deberían llamar a una profunda reflexión local sobre la imagen que proyecta Osorno al resto del país entregó el tercer informe "Barómetro Imagen Ciudad 2013", que abarcó 23 centros urbanos y donde la ciudad se ubicó dentro de las cinco peores para trabajar y de las últimas siete para estudiar y vivir.

El sondeo fue desarrollado por la Consultora de Investigación y Tendencias: Visión Humana, considerando a 1.880 personas de entre 15 y 80 años de edad, de los niveles socioeconómicos C1, C2, C3 y D.

El estudio, que por primera vez consideró a Osorno, mide las percepciones que tienen de las ciudades aquellas personas que no residen en el lugar.

Hay varias formas de hacer frente a los resultados de este tipo de investigaciones. La más fácil y probablemente también más negativa, es desechar de buenas a primeras estos trabajos, cuestionar su metodología y seguir haciendo las cosas tal cual se han realizado hasta hora en materia de proyección de la imagen de nuestra ciudad.

Otra fórmula muy común a nivel local, es simplemente desconocer el valor de estos estudios, a sabiendas de que hay indicadores más "duros" -como la tasa de desempleo- que dan cuenta de una mejor situación en materia de empleo que la que muestra el análisis.

Sin embargo, se debe comprender que este estudio está orientado a medir el nivel de conocimiento, asociaciones y evaluación de la imagen que proyecta una ciudad, lo cual no se vincula necesariamente con los datos objetivos que cada uno presenta, pero sí pueden tener un efecto concreto en temáticas claves del desarrollo local, como el turismo y la capacidad de atraer inversiones privadas.

Por ello, lo más razonable parece ser otorgarle más relevancia a esta información y ponerse a trabajar conjuntamente entre los sectores público y privado que tienen responsabilidad en esta materia para generar acciones que vayan más allá del marketing, que consoliden de manera definitiva a nuestra zona como un mejor espacio para vivir, trabajar y visitar.

Septiembre es un mes muy querido por los chilenos, especialmente por la Iglesia que ha encontrado en esta tierra un campo fértil para la Buena Nueva que trae. Porque, junto con la llegada de la primavera, para todos los chilenos es ocasión de conmemorar el nacimiento de la Patria y, entre ellos, los católicos que enaltecemos, además, la Palabra de Dios en el mes de la Biblia. Ambas celebraciones se enlazan profundamente para un cristiano... el Papa Francisco nos dice que "la fe no sólo se presenta como un camino, sino también como una edificación, como la preparación de un lugar en el que el hombre pueda convivir con los demás" (Lumen Fidei 50). Y qué mejor descripción de la Patria que la de un lugar para convivir entre los hombres que la habitan, entre compatriotas.

La fe, apoyada en la Palabra de Dios, será nuestro aporte para construir la Patria, que hoy aparece bastante alejada de ese ideal. Su historia, plena tanto de luces que nos enorgullecen, como de sombras que nos desorientan, ha dejado una rémora de desencuentros que, lamentablemente, nos llevan a desconfiar e, incluso, a enfrentarnos unos a otros. Nuestro deber como Iglesia es poner la paz de Dios, encarnada en Jesucristo, en medio de esta confrontación. Me dirijo tanto a creyentes como a aquellos que rechazan la divinidad del hijo de María, pidiendo a ambos que escuchen Su mensaje de Amor en la condición que cada uno lo ve, porque "a menudo la verdad queda hoy reducida a la autenticidad subjetiva del individuo, válida sólo para la vida de cada uno. Una verdad común nos da miedo porque la identificamos con la imposición intransigente de los totalitarismos. Sin embargo, si es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común" (ibid, 34).

Este es nuestro sentimiento al iniciar el mes de la Patria. Nuestra herramienta es ese Amor que reflejan las palabras de nuestro recordado cardenal Silva Henríquez (Q.E.P.D): "Quiero que en mi patria, desde que un ser humano es concebido en el vientre de una mujer, hasta que llega a la ancianidad, sea respetado y valorado. De cualquier condición social, de cualquier pensamiento político, de cualquier credo religioso, todos merecen nuestro respeto. Quiero que en mi país todos vivan con dignidad".