¿Por qué hay tantas demandas por ser Región en Chile? A lo menos distingo tres razones. La primera se refiere a la falta de compromiso estatal con las regiones. En el Estado no se aprecia una política estatal regionalista para sus regiones. Históricamente el Estado no ha puesto su aparataje técnico a disposición de las regiones para desplegar sus capacidades y potenciar los factores internos que determinan el desarrollo territorial. El regionalismo no es política de Estado y aparece solamente de manera coyuntural, muchas veces para ser "juez" y justificar o negar la existencia de una región.
La segunda razón se refiere a la falta de cohesión regional. Los gobiernos regionales no han podido revertir la alta fragmentación territorial que se aprecia en muchas regiones del país. Esto ha provocado que en los últimos años se hayan acrecentado las disparidades territoriales, fundamentalmente en la asignación de recursos públicos provenientes del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR). Es común evidenciar en Osorno las constantes quejas por los porcentajes de asignación de recursos del FNDR.
Las ciudades que más han crecido en inversión pública y privada, son las capitales regionales como Puerto Montt concentrando la mayor inversión en desmedro de ciudades intermedias como la nuestra. Otro factor es la naturaleza de los proyectos que se postulan al FNDR. La mayoría son proyectos de alcance comunal y muy pocos son proyectos regionales.
La tercera razón es histórica. Para explicar la creciente reivindicación de territorios por ser nuevas regiones es necesario recurrir a la histórica tensión que ha existido entre las provincias y el centro político, lo cual en los últimos 40 años se agravó con una nueva forma de organizar territorialmente a Chile: las regiones. Las actuales regiones tienen más componentes geopolíticos que sociopolíticos, en contraposición a las actuales demandas que tienen una configuración territorial sociopolítica asociada -en algunos casos- a las antiguas provincias.
Esto ha provocado que condicionantes como la identidad socio cultural, la historicidad de un territorio y la capacidad de articulación de sus actores en función de un proyecto político territorial, se han transformado en el argumento central "reivindicatorio" de las demandas por ser nuevas regiones. Estas demandas le ponen al Estado el desafío de revisar/modificar la actual regionalización, lo que permitiría avanzar con un primer paso hacia un nuevo pacto territorial que permita construir "regiones" en base a criterios socio-políticos, enmarcados en una nueva regionalización democrática.